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El 21 de diciembre: Día Iberoamericano de la Danza y homenaje a Alicia Alonso
El 21 de diciembre no es solo una fecha marcada en el calendario para conmemorar el nacimiento de una de las figuras más destacadas del arte universal, sino también una ocasión especial para celebrar el Día Iberoamericano de la Danza. Esta efeméride fue instaurada en honor a Alicia Alonso, la inigualable Prima Ballerina Assoluta, nacida en 1920 en La Habana, Cuba, cuya vida y obra dejaron una huella imborrable en la historia del ballet mundial.
Alicia Alonso no fue únicamente una de las más grandes intérpretes del ballet clásico, sino también una visionaria que transformó el arte de la danza en múltiples aspectos. Reconocida por su extraordinaria técnica, su inigualable expresividad y su capacidad para transmitir emociones, Alicia redefinió los estándares del ballet tanto en escena como fuera de ella. Su interpretación de Giselle sigue siendo una referencia indiscutible en el panorama del ballet internacional, y figuras como Maurice Béjart llegaron a afirmar que «ella nació para que no muriera Giselle», aludiendo a la manera en que renovó y perpetuó la esencia de este clásico.
Además de ser una intérprete excepcional, Alicia se destacó como coreógrafa y directora. Fue la creadora de versiones coreográficas de los grandes ballets clásicos, que se integraron en los repertorios de las compañías de ballet más prestigiosas del mundo, desde el Teatro Bolshoi hasta la Ópera de París. Bajo su dirección, el Ballet Nacional de Cuba alcanzó reconocimiento global, consolidándose como una de las compañías más importantes del siglo XX.
Alicia Alonso fue también una pedagoga de renombre, cuyo impacto en la enseñanza del ballet ha sido revolucionario. Fundadora de la Escuela Cubana de Ballet, junto a Fernando y Alberto Alonso, desarrolló un método que combina el virtuosismo técnico con la expresión artística, enriquecido por el temperamento y la identidad cultural iberoamericana. Además este método revolucionó la enseñanza y la metodología de la danza con una base científica centrada en la kinesiología, que llevo a hacer modificaciones importantes en la manera de hacer los pasos, y en la colocación de los ángulos del cuerpo, para potenciar el movimiento en la danza. Este enfoque único no solo ha formado a generaciones de bailarines en Cuba, sino que ha trascendido fronteras, convirtiéndose en un referente a nivel mundial.
El reconocimiento del método cubano por parte de la UNESCO como una contribución invaluable al Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 1997 reafirma su importancia. Este modelo pedagógico no es simplemente una técnica de formación, sino una filosofía que entiende la danza como una expresión integral, en la que el rigor académico y la creatividad coexisten en perfecta armonía. Hoy en día, bailarines formados bajo esta metodología brillan en las principales compañías del mundo, llevando consigo el legado de Alicia.
El legado de Alicia Alonso no se limita a Cuba. En España, su influencia se consolidó con la creación de la Cátedra de Danza Alicia Alonso, una iniciativa que sentó las bases para la enseñanza universitaria de la danza en el país. Esta cátedra evolucionó hasta convertirse en el actual Instituto Superior de Danza “Alicia Alonso”, adscrito a la Universidad Rey Juan Carlos. Este centro, pionero en Europa, ha sido fundamental para la transmisión del método cubano y la formación de nuevas generaciones de bailarines, coreógrafos y profesionales de las artes escénicas.
El Instituto ha desempeñado un papel clave en la consolidación de los estudios superiores en danza, ofreciendo programas académicos innovadores, como grados y másteres oficiales. Gracias a esta institución, el legado pedagógico de Alicia Alonso se ha fusionado con la tradición y la innovación, contribuyendo al desarrollo de la danza en España y fortaleciendo su conexión con las artes escénicas europeas.
La historia de Alicia Alonso es también un relato de fuerza y resiliencia. A pesar de la pérdida parcial de su visión desde joven, nunca permitió que esta adversidad se interpusiera en su carrera artística. Al contrario, su determinación y amor por la danza la llevaron a superar todos los obstáculos, convirtiéndose en un símbolo de dedicación y excelencia. Su ejemplo inspira a artistas y bailarines de todo el mundo a perseguir sus sueños con pasión y perseverancia.
Bajo su liderazgo, el Ballet Nacional de Cuba no solo se convirtió en una compañía de referencia, sino que también fue un vehículo para mostrar al mundo las posibilidades de la danza como lenguaje universal. Alicia entendía que la danza podía trascender barreras culturales y políticas, construyendo puentes entre las naciones y fomentando el entendimiento mutuo.
Desde el Instituto Superior de Danza “Alicia Alonso”, celebramos con orgullo y emoción este día tan especial. El Día Iberoamericano de la Danza no solo rinde homenaje a una mujer que dedicó su vida a la danza, sino que también reafirma la importancia de este arte como un motor de unión cultural en la región iberoamericana y más allá.
Hoy, honramos a Alicia Alonso, una figura que iluminó los escenarios del mundo y que, a través de su legado pedagógico y artístico, continúa inspirando a miles de personas. Su vida nos recuerda que la danza no es solo movimiento, sino un lenguaje profundo del alma, capaz de transmitir emociones, historias y sueños.
En este día, reafirmamos nuestro compromiso con la promoción y preservación de su legado. Invitamos a toda la comunidad artística y cultural a unirse a esta celebración, reconociendo la importancia de la danza como una expresión fundamental de nuestra identidad y patrimonio cultural.
Alicia Alonso nos dejó un legado inigualable que perdura en cada paso, en cada escenario, en cada estudiante que se forma bajo su método. Su luz y su ejemplo nos impulsan a seguir trabajando para que la danza continúe siendo un puente entre culturas, generaciones y países. Hoy y siempre, gracias, Alicia, por inspirarnos a seguir danzando y construyendo un mundo donde el arte y la belleza sean siempre protagonistas.
