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La diversidad se baila: la Plaza de la Constitución se rinde ante el arte del Instituto Alicia Alonso

Cuerpos que piensan, cuerpos que conmueven:

la pedagogía del movimiento en escena

San Lorenzo de El Escorial, 29 de junio de 2025 — La Gala de la Diversidad, celebrada anoche, 28 de junio de 2025, en la Plaza de la Constitución de San Lorenzo de El Escorial, registró un lleno completo y puso en pie a centenares de espectadores. La cita, protagonizada por el Ballet de la Fundación Alicia Alonso, fue organizada por el Instituto Universitario de la Danza Alicia Alonso como culminación del ciclo estival en esta localidad madrileña.

Bajo la dirección del académico Alberto García Castaño, el evento ofreció un viaje escénico a través de piezas como Karmenes, Lunas de sangre y Los dos gallos, y contó además con la innovadora participación de la compañía CirQdanza, unidad de prácticas escénicas de circo contemporáneo del Instituto, que integró elementos aéreos y acrobáticos, aportando una dimensión multidisciplinar a la gala.

La velada se inauguró con Los dos gallos, una pieza de estética neofolklórica en la que el humor y la teatralidad vertebran una dramaturgia sencilla pero eficaz. A través del lenguaje del ballet estilizado, los intérpretes demostraron una notable precisión rítmica y un trabajo corporal que, si bien festivo, no rehuyó la exigencia técnica. La coreografía, de ecos costumbristas, ofreció una lectura popular del enfrentamiento viril, cuestionando irónicamente los códigos de la masculinidad tradicional. La composición, apoyada en duetos de contraste físico, reveló un uso inteligente del espacio y una dirección escénica ágil, favorecida por la cercanía con el público.

Le siguió Karmenes, una reinterpretación libre y contemporánea del imaginario de Carmen, que evitó los tópicos habituales para explorar zonas de ambigüedad e hibridación. En esta obra, la corporeidad femenina emergió con fuerza como espacio de resistencia simbólica. El uso del mantón, no como ornamento sino como prolongación expresiva del cuerpo, fue uno de los hallazgos escenográficos más significativos. Las bailarinas —en solistas y conjuntos— articularon una danza contenida, de gesto depurado y tensión latente, donde la mirada coreográfica parecía cuestionar el exotismo impuesto históricamente sobre la figura de la mujer española. El uso de silencios, pausas y desplazamientos diagonales dio a la pieza un carácter casi cinematográfico.

Lunas de sangre, quizá la más ambiciosa de la noche, propuso una inmersión en el territorio de lo ritual y lo onírico. Con una puesta en escena más abstracta y simbólica, la coreografía combinó elementos de danza contemporánea con recursos del teatro físico y el circo contemporáneo. La participación de CirQdanza enriqueció la propuesta con acciones aéreas y dispositivos de suspensión corporal que ampliaban la noción de verticalidad del cuerpo danzante. En esta obra, la diversidad no se expresó como enunciado temático, sino como condición estructural: diversidad de lenguajes, de trayectorias corporales, de modos de estar y hacer escena. La pieza fue un canto a la diferencia como forma de belleza, y no como anomalía.

Más allá de la calidad artística de las obras, lo que se impone en esta gala es su dimensión pedagógica. A diferencia de la mayoría de las instituciones de enseñanza artística en España, donde la escena suele ser un fin o una mera prueba de evaluación, el Instituto Universitario Alicia Alonso reivindica la escena como método, como laboratorio de pensamiento encarnado. Los cuerpos que vimos no eran solo cuerpos entrenados: eran cuerpos que se piensan, que se narran, que se problematizan. Estudiantes que bailan no para exhibirse, sino para crear sentido. Esa es la gran diferencia.

El público, puesto en pie, aplaudió no solo un espectáculo bien construido, sino también un modelo educativo que entiende la práctica artística como forma de ciudadanía crítica. La Plaza de la Constitución fue, por una noche, un aula viva y expandida donde la danza enseñó sin palabras que la diversidad no se representa: se baila.

Desde su concepción, la gala apostó por visibilizar la diversidad humana —identitaria, cultural, corporal y funcional—, lo que no solo emocionó al público, sino que también subrayó la firme vocación educativa del Instituto. Lejos de ser un mero espectáculo, esta velada se erige como una herramienta pedagógica, en la que la praxis escénica es el eje del aprendizaje de sus estudiantes.

A diferencia de otras instituciones, el Instituto Universitario de la Danza Alicia Alonso aplica un modelo académico que sitúa la práctica escénica como núcleo del desarrollo profesional. En su Grado en Enseñanzas Artísticas Superiores de Danza y el Grado Universitario de Artes Visuales y Danza, impartido conjuntamente con la Universidad Rey Juan Carlos, los alumnos no solo aprenden técnica: actúan en escenarios reales, incluso en espacios urbanos emblemáticos —como la propia Plaza de la Constitución— y desde las unidades escénicas avanzadas del Instituto, como CirQdanza o el Ballet Fundación Alicia Alonso.

Este enfoque convierte a la institución no solo en formadora de intérpretes, sino en generadora de creadores críticos, capaces de utilizar el cuerpo y el movimiento con sentido, responsabilidad y vocación social. El ciclo de tres galas, presentadas los días 7, 14 y 28 de junio, ha sido una clara muestra del compromiso artístico y social del Instituto al ofrecer funciones gratuitas y abiertas al público, sin perder un ápice de rigor ni calidad.

La estrecha relación con San Lorenzo de El Escorial viene de años atrás: en sus veranos, el municipio acogió durante más de dos décadas el Curso Internacional de Danza de Alicia Alonso, donde en varias ocasiones su creadora, la insigne bailarina Alicia Alonso, quiso legar a los jóvenes bailarines españoles sus enseñanzas y experiencia. Una obra que hoy continúa con rigor y vocación el Instituto Universitario de la Danza Alicia Alonso.

Un modelo educativo distinto: la praxis escénica como eje formativo

El Instituto Universitario de la Danza Alicia Alonso (IUDAA) se distingue dentro del panorama educativo español por su modelo pedagógico singular, centrado en la práctica escénica como núcleo del proceso formativo. A diferencia de la mayoría de las instituciones de enseñanza artística superior, que aún mantienen estructuras tradicionales en las que la escena es entendida como culminación o complemento, el IUDAA invierte esta lógica y sitúa la práctica escénica en el centro de la experiencia de aprendizaje.

Desde su fundación, el Instituto ha desarrollado un enfoque integrador en el que teoría, técnica y creación escénica se articulan de manera orgánica, permitiendo que los estudiantes no solo adquieran habilidades interpretativas, sino que se formen como artistas reflexivos, creadores críticos y agentes culturales comprometidos. La praxis no es aquí una fase final, sino el método pedagógico por excelencia: se aprende haciendo, se piensa bailando, se investiga creando.

Este modelo se concreta en diversas estrategias innovadoras:

  • Participación continua en producciones escénicas reales, tanto en teatros como en espacios no convencionales, que permite al alumnado integrar conocimientos técnicos, interpretativos y de producción desde las primeras etapas de su formación.

  • Unidades de creación profesionalizadas como el Ballet de la Fundación Alicia Alonso o CirQdanza, en las que los estudiantes conviven, ensayan y actúan junto a artistas y docentes de reconocido prestigio, en condiciones escénicas reales y con estándares profesionales.

  • Interdisciplinariedad curricular que incorpora lenguajes como el circo contemporáneo, el audiovisual, el teatro físico, las nuevas tecnologías o la performance, permitiendo al alumnado ampliar sus recursos expresivos y abordar la escena desde múltiples miradas.

  • Proyectos con impacto social en los que la danza se convierte en herramienta de inclusión, reflexión y transformación, fomentando en el estudiante una ética de compromiso con su entorno, con la diversidad y con los derechos culturales.

Asimismo, el Instituto mantiene una estructura académica universitaria, con titulaciones oficiales en Enseñanzas Artísticas Superiores y en Artes Visuales y Danza, en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos, lo que le permite integrar la excelencia académica con la excelencia artística.

El resultado es una formación única en el contexto español: una educación artística superior en la que el escenario no es el premio, sino el aula; donde el cuerpo no se disciplina para la obediencia, sino que se forma para la creación, la crítica y la acción; y donde la danza no es solo arte, sino también conocimiento, lenguaje y ciudadanía.

Este modelo no solo forma bailarines: forma creadores, investigadores y profesionales capaces de pensar con el cuerpo, de transformar con el movimiento y de construir nuevas formas de estar en el mundo desde la escena.

Sobre el autor

Instituto Universitario de la Danza Alicia Alonso