TEATRO DE CÁMARA DE MADRID presenta MATERIALES DE MEDEA.

En los años ochenta del siglo pasado Heiner Müller refunde el mito de Medea para dar voz a los y las silenciados, siguiendo el camino marcado por Brecht. Escribe para dar voz a las minorías, a los y las de “abajo”, a los oprimidos y masacrados. Un teatro en y para épocas de crisis. 

Teatro de Cámara de Madrid se ha sumergido durante cuatro meses en uno de los territorios dramáticos de mayor complejidad, la Tragedia, recontextualizando el texto de Müller en uno (o cualquiera) de los conflictos bélicos presentes y pasados. Nuestra búsqueda nos ha llevado a preguntarnos sobre el papel de la tragedia en nuestra sociedad y su capacidad de impacto. Nuestras herramientas, el trabajo de coro trágico, el uso de imágenes poéticas y el entrenamiento actoral.

En nuestra versión, dirigida por Andrés Acevedo, el personaje de Medea se desdobla en ocho actrices. Cada una de ellas encarnando uno de los estados por los que transita el personaje en el poema dramático de Müller. Estados que, al mismo tiempo, se podrían corresponder con los de las madres, hermanas, hijas de los soldados caídos en los conflictos bélicos que resuenan en la obra. Sí en la obra clásica de Eurípides, el conflicto se centra en el personaje de Medea y su necesidad de venganza tras verse abandonada por otra mujer y exiliada, Múller va más allá, alejándose de la tragedia individual  planteada en el mito. Esta propuesta indaga en esa línea trazada por Múller: la sed de venganza no es sino un gran grito de rebeldía de una mujer, que da voz a todas las mujeres condenadas a asumir el papel que los hombre deciden para ellas. 

De igual modo, el coro de actores representa a un solo personaje: un soldado anónimo, sin nombre, uno de tantos miles…Como en los Argonautas míticos, solo perdura en la memoria el nombre del héroe. ¿Dónde quedan los que tuvieron que poner sus vidas en esas empresas, las guerras de otros? Todas esas vidas sesgadas en plena juventud. Como el hermano de Medea. Como los jóvenes soldados huyendo de la última batalla de la Segunda Guerra Mundial.

De este modo, Materiales de Medea, se cristaliza como un alegato antibelicista. Una pequeña chispa de esperanza para romper el ciclo infinito de violencia en el que la humanidad parece sumida.

El fruto de todo esto es MATERIALES DE MEDEA y nos gustaría compartirlo con todo aquel que quiera asomarse al vacío que queda una vez que la guerra acaba. 

«A las mujeres exiliadas de todas las Cólquides, pasadas y presentes.

A todos los argonautas sin nombre, desaparecidos, convertidos en paisajes»